sábado, 13 de junio de 2009

Escenas que me gustaria ver en una sala de cine

Una de las maldiciones de un adicto al cine es que tienes que conformarte con el tiempo y el espacio que te toca. Así de simple, en los tiempos de las multisalas es imposible disfrutar de clásicos como el Padrino en pantalla gigante, ya ni hablar de paladares refinados que temblarian ante la posibilidad de ver peliculas como La diligencia de John Ford, Las reglas del juego de Renoir o algo de D.W. Griffith, por continuar una línea descendente. Es realmente impresionante como la memoria de los espectadores fluye a una velocidad de vértigo, para más de alguno ver La comunidad del anillo de Peter Jackson o Titanic le suene a un ejercicio de nostalgia y naftalina. Y con respecto al espacio, estamos sometidos a los caprichos de la distribución, es de chiste ver como se hacen festivales de cine bajo las estrellas con "películas inéditas" por estas tierras, mientras que la verdad es que las hemos visto en DVD has más de un año. En fin el próposito de este post es compartir cinco escenas que me encantaria ver en una pantalla de cine, y que ya sea por las imposibilidades del tiempo o caprichos de la distribución no me queda más que seguir rayando mis cansados DVD'S. Cinco escenas en las que prácticamente no hay diálogos, nada de los mejores besos, las mejores frases, sólo imagenes breves chispasos de genialidad que deberían hacer que cualquiera anote los cinco títulos entre su lista de infaltables.

Kikuchiyo el samurai
Toshiro Mifune es un actor japones que actuó en cuanto film de samurai se le cruzó por delante, así es que no se asusten si ven su nombre repetido en una cantidad ingente de películas con katanas, no es que esten viendo la misma peli con el nombre traducido de cincuenta formas distintas, sino que Mifune actuó en las cincuenta películas. Y no es que en el país del sake faltén actores, sino que el tipo dio catédra en muchos de sus papeles. Uno de esos greatest hits de Mifune ocurrió en Los siete samuráis (Shichinin no samurai, 1954) de Kurosawa, donde el actor interpretó a Kikuchiyo el único de los siete que defienden la aldea que es hijo de campesinos, por lo que en cierto momento de la película en que se dan cuenta que los labradores no son tan inocentes como parecen, Mifune-Kikuchiyo dispara con todo en un discurso Cervantoshakespiriano de antología. (lamentablemente sólo encontre el momento doblado al español)


La sed de mal de Orson Welles
Simplemente tres minutos y medio, y Orson Welles filma un opening perfecto, un plano secuencia glorioso. ¿Qué es un plano secuencia? una sola camará sigue la acción en un espacio, sin cortes sin cambios en los planos, sólo una cámara es nuestro contacto con lo narrado (Hitchcock filmó La soga con semejante método durante toda la película). No digo más, porque no hace falta.


La venganza es una mujer
Park Chan - Wook es uno de los grandes talentos del cine surcoreano, cuyo nombre saltó a la fama el 2003 tras ganar el grand prix de Cannes con la visceral Oldboy, segunda parte de la trilogía de la venganza, lamentablemente es el único film que llegó a nuestras salas, por cierto, de forma bastante mezquina. El 2005 Chan - Wook cierra la trilogía con Sympathy for Lady Vengeance, dotada de una versátilidad artística aplastante la película cuenta la historia de Geum Ja, joven encarcelada injustamente, tras ser acusada de ser una asesina de menores, que buscará vengarse del verdadero responsable de los crímenes tras salir en libertad. Prueba de esa versátilidad artística de la que les hablaba es el opening de la película, unas cuantas notas, un poco de rojo y un poco de blanco le sirven a Chan - Wook para un momento breve pero muy bello, donde no dice nada (salvo por los colores, rojo: violencia y venganza, blanco: perdón y piedad). Sólo unos segundos, no hay trama, no hay argumento; no imagino otra apertura para esta opera salvaje.


La femme tarantiniana
Ya lo decía Truffaut, una de las claves del cine es saber filmar a las mujeres, a las actrices, saber captar ese momento único. Sin duda alguna Tarantino, lector y espectador adelantado de la nouvelle vague, tomo nota de ello no tan sólo dedicandole gran parte de su filmografía a las feminas, sino que sino que filmandolas con variados registro. En esta escena de Deathproof se unen varios elementos que son marca de fabrica del director, como la elección de la música, algo siempre brillante en sus películas, sin embargo lo mejor es el conjunto; un lap dance filmado con un hálito de cine B, lleno de cortes y cambios en los planos, una escena que no tiene nada que ver con el brillo y las simetrias de Uma y Travolta en Pulp Fiction. Una escena deslavada y desprolija, sin embargo perfecta.


Vampiros verdaderos
Aún tengo esperanza de ver esta escena en el cine, y es que es un secreto a voces que Let the right one in, o Déjame entrar o Lat den ratte komma in, en su idioma original, es la mejor película de vampiros filmada en décadas. Así es que espero que los distribuidores muestren un poco de cordura, aunque sea en agosto, cuando las summer movies comienza a retirarse.
Oskar es un niño de 12 años atormentado y víctima de abusos por parte de sus compañeros, una noche conoce a una nueva vecina, una niña que parece llevar siete vidas a cuestas. y gusta de la sangre fresca La escena es breve, no es más que una caricia, sin embargo al ver la película se darán cuenta que es muy arriesgada, y es una de las poquisimas escenas del film dónde el acto de tocar a alguien no es destructivo.



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2 comentarios:

Daniela C. dijo...

que buena pablete, me despertó!
abrazos!!

Catalina García dijo...

igual la vi y me encanto !