lunes, 31 de agosto de 2009

"La Nana": el otro cine chileno

El cine chileno esta dando un giro contundente en cuanto a registro se refiere, y es que ya no hablamos de registro sino que de registros. Como nunca se había visto antes, existe un grupo compacto de directores con un estilo definido, con propuestas interesantes y que en cada film estan demostrando oficio y ambición, la que cada uno ha desarrollado en su medida justa, de a cuerdo a las posibilidades de las que dispone. Tenemos a Ernesto Díaz que con Mirageman demostró que los géneros no solo son propiedad de presupuestos astronomicos (y eso que estamos hablando de superheroes), ni de culturas dominantes, muy por el contrario consiguio mezclar drama, aventura y comedia en film inteligente y maduro. La reinvención de Pablo Larraín con Tony Manero supuso un giro radical con respecto a Fuga, su fallida y costosa opera prima, lo que es más meritorio si se tiene presente que, el hijo de un senador de la derecha dura, tuvo los cojones para dar cuenta de un Chile brutal sin caer en tópicos burdos. Y ya ni hablar de Sebastian Lelio quien ha demostrado que se puede hacer cine de autor con La sagrada familia y Navidad. Por atrás viene picando Fuguet al que Alfaguara le deberia pasar plata para que haga peliculas, que en eso es talentoso, y deje de escribir barrabasadas. Y para el final dejo a quien nos concita, al multifacetico Sebástian Silva (músico y dibujante además de director de cine), quien en La vida me mata fue capaz de contar un bella historia sobre la muerte, en riguroso blanco y negro, además de condimentar con toques precisos de un surrealismo contenido y bien dosificado, que terminaban delineando una impagable mirada infantil, dejando de lado cualquier amago fatalista. Con su segunda película, Silva se mete con un personaje arqutipico de la idiosincrasia chilena, las nanas o asesoras del hogar, mujeres que no ven ni el sol ni la sombra por que viven en casas ajenas cuidando hijos ajenos, al punto de creer que son propios. Así es nomas, lamentablemente las nanas representan cierta neoesclavitud y son un rasgo caracteristico de la topografia social en los barrios adinerados. Por lo que es un tema interesante, pero peliagudo si pensamos que es tremendamente fácil caer en maniqueismos sociales.

Cualquiera que haya visto el trailer o leido la sinopsis sabra de que va la pelicula: Catalina Saveedra interpreta a Raquel, la nana de una familia acomodada, que producto del severo stress producido por llevar las riendas de una casa sufre de ciertas molestias de salud, que obligan a que la familia busque a alguien que le de una mano en las labores diarias, algo que en Raquel, verdadera dueña y señora al punto de tener hijos predilectos, no causa mucho agrado. Por lo que valiendose de ciertos trucos, consigue que se vayan una tras otras hasta que aparece Lucy,interpretada por Mariana Loyola, quien le dará un giro a la cuestión. Si bien es dificil hablar de oficio ya que cuenta con sólo dos películas a su haber,Silva tiene mucha habilidad, talento y conciencia del material con el que trabaja, de las historias que cuenta, porque en sus obras nunca pierde el norte de la fábula que esta narrando, por más que inserte disgresiones y otras entradas en sus filmes. Algo que es bastante meritorio para un director que gusta del segundo plano y lo subliminal. En La Nana Silva deja de lado cualquier maniqueismo social y construye, en Raquel, un personaje alienado y huraño, fracturado en su interior porque la película pone enfásis en un conflicto que si tildo de existencial, seria hacerle un deshonor a una pelicula muy bien narrada. El asunto es que la alienación que expone en la película es muy profunda e intima, ocurre cuando las relaciones de producción se confunden los sentimientos, lo que se da sólo cuando aquello que nos caracteriza como seres humanos es lo que esta en juego. Este conflicto es el centro de la película, es el que hace que Raquel sienta como sus hijos, aa quellos que no lo son, a pesar de estar unidos a ellos solo a través de una relación laboral. Esa perdida de los límites, ese quiebre, es la peor lesión que aqueja a Raquel, y a partir de este punto puede observarse como Silva compone una obra de carácter social sin sacrificar ni un ápice la dignidad del personaje. La situación de Raquel cambia con la llegada de Lucy, quien con su energía y simpatia hara que Raquel sea consciente de su situación, en una escena realmente memorable, donde la simpleza de su ejecución constrasta con la profunda compresión y empatia que esta en juego.



1 comentario:

Anónimo dijo...

vaya que ha quedado feo este texto. Y yo que aspiro a crítico de cine, la película se merecia más de mi part y eso que el cine chileno me esta gustando cada vez más.